viernes, 13 de agosto de 2010

estrategias para los docentes

Historia de la Evaluación en Venezuela

La evaluación educativa es un fenómeno que impacta directamente a todos los elementos involucrados en el proceso académico y formativo. Asimismo, permite comprobar la adquisición del aprendizaje utilizando técnicas e instrumentos con diversas estructuras, según el objetivo que se propone. Desde la época colonial la enseñanza y la evaluación han sido dos procesos relacionados estrechamente, puestos que idealmente se debe evaluar lo que se enseña.


1. La evaluación en la época colonial

En Venezuela, en materia de educación, específicamente en el campo evaluativo, han ocurrido cambios significativos que han influenciado el paradigma de la sociedad venezolana. Se observa cómo Venezuela estuvo influenciada por las colonias españolas quienes tenían de manera implícita intereses políticos y sociales; para reforzar este planteamiento cabe destacar la aleación entre la Iglesia y la monarquía, quienes consolidaron un dueto perfecto para llevar a las colonias indígenas su saber y su cultura, dándole prioridad a la educación primaria, en la que las ideologías eclesiásticas y el dominio real se unen, desarrollándose así una enseñanza de carácter religioso con dominio político, el cual se mostraba cada vez más dominante y dictatorial, producto de la concepción política de la época.

La educación venezolana en la época de la colonia, se caracterizó principalmente por ser: teológica, escolástica, humanista y religiosa, según Blanco (2000). El sistema evaluativo para demostrar la adquisición de conocimientos, se hacía a través de interrogatorios orales, en los que el alumno debía responder textualmente de manera precisa, tal y como aparecía en los textos de estudio, con esto se comprueba una vez más, el carácter memorístico y repetitivo de la enseñanza y de la comprobación de los aprendizajes.

El alumnado tenía poca participación en el desarrollo del acto pedagógico, su opinión no contaba, puesto que el rol del docente se reducía a trasmitir solo contenidos programáticos y conocimientos, no existían espacios para la discusión ni el intercambio de ideas, por ende, lo esencial era cumplir con la labor de facilitar dichos contenidos sin confirmar la adquision del aprendizaje por parte de los educandos, la única condición necesaria para la promoción escolar era comprobar el aprendizaje cabal de los conocimientos impartidos en el contexto escolar, lo que ponía en duda la facultad del saber, puesto que la educación se basaba en la memorización de fenómenos, fechas, argumentos, conceptos, teorías, leyes, fórmulas, procedimientos aritméticos, entre otros.

En pocas palabras, la memorización de contenidos induce al alumno, producto de la práctica educativa de su época a que aprenda sin razonar sobre planteamientos previamente establecidos, al mismo tiempo también se le atiborraba de conocimientos para que a posteriori el alumno reprodujera de manera exacta las lecciones impartidas por el docente. De la misma forma se critica el carácter ceremonioso en que se habían convertido los aconteceres académicos, puesto que los mismos afectaban a toda la comunidad en general.

Este enfoque se mantuvo hasta la época independentista (siglo XVI), cuando la Iglesia tenía como firme propósito la evangelización a través de la educación, para moldear a los sujetos según la cultura española y la fe cristiana en especial.

Una característica importante de esta época fue el carácter selectivo y preferencial de la enseñanza, que solo favorecía a una minoría conformada por blancos, puros y castos, con quienes contaba la corona lealmente, en el contexto donde el tipo de evaluación se realizaba sobre la base de contenidos programáticos, otorgando carácter de permanencia social, privilegiando principalmente a los descendientes de los españoles, quienes en un futuro, producto de su preparación académica mantendrían el dominio político de la corona.

El acceso a la Educación Superior, era exclusivamente para aquellos que dominaran de manera perfecta habilidades relacionadas con lectura, escritura, ortografía castellana, aritmética, gramática, entre otros, obteniendo así la aprobación de dichas competencias.

La promoción escolar de la época, dependía única y exclusivamente del juicio de quien poseía el conocimiento, conocido como "juicio de expertos" con rasgos altamente subjetivos, ya que realizaba diversas actividades sobre la base de ejercicios y pruebas, así, cada final de año académico se realizaban exámenes orales y públicos sobre los contenidos enseñados en clase, donde los criterios de evaluación indicaban que si era aprobado, el estudiante era promovido, por otra parte, si era reprobado

por votación secreta volvería a estudiar la misma materia. Como consecuencia de esto último, se suscita la competencia estudiantil, sin tomar en cuenta que lo esencial de la evaluación es comprobar que el alumno adquiera los conocimientos.